El Cerro Castor era un hermoso lugar, hasta que unos mercenarios,envilecidos por tener cada vez mas poder y dinero, se adueñaron de algo tan perfecto y bello como es la naturaleza, aprovechando al máximo todo recurso natural para convertirlo en un sucio negocio.
En esta vejación constante, también transformaron el ski en un deporte de elite, que solo podían gozar los turistas y adinerados del lugar, convirtiendo a los lugareños mas humildes en sus serviles y nuevos esclavos. Ya no se iban a poder divertir o admirar libremente a la naturaleza,sino que también los iban a apartar por completo de toda inserción social, poniéndolos al costado del camino: con educación deficiente, trabajos mal pagos, pésimas condiciones en salud y dirigentes corruptos. Este clima de hostilidad contante es lo que uno percibe por lo bajo en Ushuaia , los lugareños odian a todo turista extranjero o argentino, trabajan mal en sus actividades, y perjudican notablemente el clima general, cosa que puedo entender por lo anteriormente mencionado, pero no puedo justificar, ya que en lugares como el Cerro Castor el personal debe tener una atención personalizada y especial con los visitantes que van, por las condiciones climaticas y de riesgo que se pueden originar en este tipo sitios y por el costoso gasto que uno esta afrontando para pasar sus vacaciones allí.
No obstante la calidad y el trato de todo Cerro Castor deja mucho que desear, alli nadie se hace cargo de nada,, cualquier situación desafortunada puede convertirse en un espectacular desastre , como me ocurrio en mis vacaciones.
Pero lo peor de todo, es que estos "desastres" estan generados de forma premeditada por los empleados del lugar. No solo no nos ayudaron en una situacion de riesgo extremo sino que me torturaron entre dos personajes llamados Mauro Mercado y Luisina Morua, ejerciendo abuso de poder, para NO ayudarnos y HACERNOS desesperar , tanto a mi marido como a mi.
Estos daños y perjucios serán iniciados judicialmente con sus respectivos documentos para que esto no vuelva a sucederle a nadie más.